Con el diablo no se juega
Nuestro país está lleno de costumbres y tradiciones curiosas que muchos desconocemos. Cada pueblito colombiano tiene su forma peculiar de celebrar las fiestas navideñas. Este es el caso de un pueblito de Cundinamarca llamado Arbeláez.
Por: David Felipe Godoy
El diablo, un ser maligno, temido por los creyentes, siempre ha sido fuente de amenaza para los pecadores. En Arbelaez, Satanás fue protagonista en las leyendas transmitidas a través de narración oral por muchas generaciones.
Hay versiones grabadas en fragmentos escritos como en el libro “Retazos” de Clovodeo Barbosa, en el que se recolectan historias de los abuelos quienes decían que si alguien pronunciaba a gritos el nombre de Satanás, estos quedaban privados por obra del maligno o, en las noches, entre los caminos, aparecía un perro negro con ojos brillantes, que era el diablo en forma de animal, que muchas veces estaba acompañado por los dueños de grandes tierras. Pero la leyenda más proliferada entre las familias de Arbeláez es que hay unas huellas dejadas por satanás cuando fue derrotado ante varias apuestas que hacía con los humanos en las que salía perdiendo. Dos de estas huellas se encuentran en El Puente San Antonio y en la llamada Silla del Diablo. Sin embargo, no bastó con que Satanás fuera una leyenda inmaterial sino que se materializó en una centenaria tradición.
Estas creencias han permanecido por más de 100 años en el municipio de Arbeláez Cundinamarca, una tradición cultural, un juego, una festividad que identifica a los arbelaences: La diablada.
LA FIESTA
Son las 12 del mediodía y como todo 16 de diciembre, el verano hace arder el pueblo. Es el inicio de las novenas de navidad, pero en Arbeláez, además de esto, es el arranque de una tradición ancestral que nos recuerda que con el diablo no se debe jugar.
Hombres, mujeres, ancianos y niños se reúnen alrededor del parque central, buscan un lugar en los andenes de las calles, en los muros del parque, en la plazoleta o se aglutinan en el atrio de la iglesia. Los niños juegan, los adultos comparten una cerveza o comen un helado mientras llegan los personajes esperados por todo el año. En el ambiente hay fiesta, suena la música decembrina ¡Pa pa pa! Explotan los primeros voladores en el cielo lo que indica que ya vienen los temidos diablos ¡Diablo, diablo! suena el primer vejigazo, es el inicio de la pelotera.

La diablada a las 5 de la tarde
![]() La preparaciónAntes de disfrazarse, tienen que alistar las vejigas. Las vejigas llegan del matadero, en una bolsa. El color de las vejigas es rojizo pues está fresca y deben quitarle los gordos de grasa con un cuchillo. Luego la inflan con una motobomba y las ponen a secar en un periodo de 2 o 4 días, mientras toman un color amarillo quemado. | ![]() El procesoCuando las vejigas están secas, deben rencaucharse. El proceso trata de meter varias vejigas entre otras para que sean duraderas y fuertes. Pero antes, las vejigas deben desinflarse, se meten dos o tres, en una. Luego las vuelven a inflar con un compresor y por último se tiene que amarrar fuertemente con una cabuya. | ![]() b81b19_4c4c4dc720124f3fb025874cb3cf7476-mv2Antes, cuando no se utilizaban compresores de aire para inflar las vejigas, los más jóvenes agrandaban la vejiga con un palito de higuerillo que tenía forma de pitillo, por lo tanto tenían que utilizar la boca para soplar e hincharlas. | ![]() Listos para salirDespués de que las vejigas están listas, los sujetos entran al cuarto donde tienen toda la vestimenta. Primero entran los que se van a disfrazar de diabla y luego los que se disfrazaran de diablo. |
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![]() La vestimentaPara que las diablas logren tener una figura femenina, usan bolas de icopor y senos de caucho debajo del vestido. Cada hombre se encarga de su vestimenta. | ![]() Las diablasLa indumentaria tiene que ir bien puesta, los icopores y los demás accesorios deben ir bien amarrados. Vestirse de diabla requiere de mayor tiempo. | ![]() DisfracesDespués que las diablas están listas, entran los demás para disfrazarse de diablo, lo cual es mucho más sencillo. | ![]() Los diablosAproximadamente son 25 diablos que saldrán al parque principal. |
![]() PlazaLos diablos salen de la escuela Antonio Nariño hasta la plaza central acompañados de varias personas con los que beben algo o se toman una foto. | ![]() La peloteraUna hora dura la pelotera entre vejigazos, música, sonrisas y fotos. En esta ocasión, docenas de niños fueron los diablos protagonistas de la exposición cultural más antigua de Arbeláez, 109 años de tradición. |
Los diablos llevan en la mano un palo o surriago al que le amarran una cabuya que sujeta una vejiga de vaca o de marrano, bien inflada la cual hace retumbar el piso cuando la golpean contra él. Los sujetos se ven muy amenazantes para algunos niños y adultos, además usan unas máscaras terroríficas de caucho. La mayoría de las máscaras representan brujas arrugadas con grandes narices y verrugas; también hay caretas de lobos, duendes y por supuesto del diablo. También utilizan máscaras de tela tan coloridas como sus trajes, bueno, sus trajes no son tan espeluznantes. En realidad son trajes muy llamativos con muchas arandelas que plasman figuras. A pesar del intenso calor, los diablos visten con pantalón largo y buzo manga larga; por otro lado, las diablas tienen vestidos largos, enterizos, de manga larga muy folklóricos con los que cubren sus protuberantes atributos como los pechos y las nalgas, hechos con bolas de icopor con las que pretenden exagerar la figura de la mujer.
Varios arbelaences se introducen entre la diablada y deben correr porque después de llamar a los diablos es difícil detenerlos. Estos satanes corren detrás del que los provocó hasta que desatan su fuerza con la fuerte vejiga sobre el lomo del arriesgado. Niños, jóvenes, hombres y a veces mujeres hacen parte de esta gozadera que es acompañada con música, regalos, sonrisas y muchas fotografías. Después de una hora de pelotera, los diablos se despiden y se van por el mismo camino por donde llegaron, hacia la escuela Antonio Nariño donde van a transformarse nuevamente en humanos.
Desde el 16 hasta el 24 de diciembre se celebran estas festividades a las doce del mediodía, a las cinco de la tarde y a las siete de la noche. La hora más divertida es a las siete de la noche donde los diablos llegan a cerrar el día con broche de oro. Hay una noche en la que los diablos llegan con la ‘Vaca loca’, una carretilla disfrazada de vaca, hecha con una cara real de res con grandes cuernos, con la que hacen una representación de fiesta brava. ¡Oleeee, oleee!, grita la gente.
Al finalizar la jornada, los diablos dejan varias espaldas, brazos y piernas con morados después de la olorosa pelotera, pero definitivamente esto es un carnaval porque éstos personajes coloridos también juegan con los niños, bailan, saltan, divierten a la gente como no pasa en otra época del año.
Ahora bien ¿De dónde nació esta particular costumbre?
NOTA PERSONAL
Aunque no soy arbelence, las raíces de mi familia se encuentran en Arbeláez, toda la vida he presenciado la festividad de la diablada y muchos pobladores disfrutan esta tradición cada año.
Sólo hasta hace poco me puse a reflexionar y me pregunté de dónde había llegado esta costumbre y quise obtener información acerca de la historia, de los personajes, de la evolución y de las imágenes que ha dejado esta festividad decembrina, pero desafortunadamente en la entidad pública de cultura y en la biblioteca no se encontró mucha información, tan solo un CD que decía algo sobre el tema, pero que me dejó con muchas dudas… ¿por qué no hay documentos públicos? ¿Por qué no hay un archivo histórico? ¿Falta de interés? No sé, pero ¿Qué tal si juntos construimos los antecedentes de esta historia? así que la siguiente historia solo se pudo construir a través de relatos de pobladores que se han encargado de mantener esta fiesta por varios años. Desafortunadamente, varios personajes importantes, fuentes de información, ya han fallecido.
Gracias a la ayuda y compañía de mi prima, mi hermano y de personas dispuestas a aportar información que han guardado por siglos, esta es la historia…
UN SIGLO DE LA PELOTERA EN ARBELÁEZ
En la diablada de Arbeláez, quien se mete con el diablo sale peloteado
No se sabe exactamente quién inició esta tradición ni en qué año, lo único cierto es que a principios del siglo XX ya habían personajes que, disfrazados, corrían a los pobladores para golpearlos con las vejigas secas de animal. Hay varias versiones que construyen la historia.
Al principio solo salían tres o cuatro diablos los cuales causaban mucho miedo, por lo tanto solo hombres valientes se atrevían a torearlos. Según el artista plástico y estudioso de la cultura festiva, Elmer Erazo, todo empezó porque en Arbeláez, algunos pobladores hacían una serie de bacanales, fiestas de Dionicio o fiesta saturnarias en las cuales las personas se embriagaban hasta perder el conocimiento y mantenían un comportamiento lujurioso. Esta situación, por supuesto, ofendía a la iglesia católica la cual se inventó una serie de obras de teatro que se exponían en el púlpito del templo en las cuales se representaba el diablo que castigaba a los pecadores. Mientras eso pasaba, algunos arbelaences, detrás de la iglesia, hacían las mismas obras de teatro, pero en son de burla y desde ahí nació esta centenaria tradición.
Por otro lado, hay otros documentos escritos en las que se afirma que la diablada fue traída por el señor Aurelio Ortíz en el año de 1908. Según el documento, el señor Ortiz vio una festividad en Ríosucio, Caldas, que luego quiso implantar en Arbeláez. La novedosa idea fue muy atractiva para el sacerdote Abdón López quien fue párroco entre 1908 y 1915. El sacerdote López apoyó la tradición de la diablada junto con varias mujeres de los grupos de oración, una de ellas fue la señora Graciliana Parra Barón quien vinculó el rito de la diablada en las fechas de aguinaldo entre el 16 y el 24 de diciembre, así como todavía sucede. Pero, ¿qué fue lo que le pudo gustar de Riosucio, Caldas, al señor Aurelio Ortíz?

Foto tomada de: Arbelaéz cultura y tradición.
Es una foto de los años 50 en la que se encuentra el señor Ruben Gutierrez, una persona que fue muy conocida en el municipio de Arbeláez.
En resumidas palabras en este poblado de Caldas se celebra una festividad llamada la Fiesta del Diablo en donde éste personaje es la efigie de la festividad que es patrimonio cultural, oral e inmaterial de Colombia. Aunque la festividad que se celebra en Riosucio y en Arbeláez es distinta, las raíces de la tradición son muy similares. Dice la historia que en ese poblado de Caldas, los africanos, esclavos, que trabajaban en las minas de Quiebralomo, mezclaban cantos africanos y danzas europeas que le dieron inicio a las “diversiones matachinescas”. Sus juegos solían consistir en que, en los tiempos libres de los africanos, se ponían máscaras que hacían con vejigas secas de toro, amarradas con cabuyas que simulaban al diablo. Luego, salían a golpear a las personas con látigos.
Vea: http://www.carnavalriosucio.org/mweb/

Imagen de los años 60. La casa blanca esquinera del fondo, hoy día tiene un segundo piso y varios locales comerciales en el primer piso. La casa cural que está al lado de la iglesia también tiene un segundo piso y varias modificaciones. La plaza central ya no es de piso de piedra.
Pero bien, continuemos en Arbeláez, la tradición del temido Patas o diablo, que fue representado en la diablada arbelaence, fue mantenida por mucho tiempo gracias al interés de varias familias que no dejaron de celebrarla cada diciembre. Entre las parentelas más nombradas, según Alberto Rodríguez, un hombre de 66 años que le ha dedicado gran parte de su vida a esta fiesta, cuenta que una de las primeras familias que se encargaban de la diablada fueron los Mora. Posteriormente, con la llegada del reconocido sacerdote Luis Alberto García Araoz, la tradición tuvo un ¡Bum! Al padre le encantó la festividad y se apersonó de ella, la apoyó por casi 30 años y familias como los Rojas, los Nieto y los Rodríguez también fueron parte fundamental del crecimiento de esta tradición.
El padre zipaquireño García Araoz fue párroco en Arbeláez desde el 18 de enero de 1946 hasta el 19 de marzo de 1974, fue un hombre que trabajó mucho por el pueblo y fue muy querido entre los suyos. Este sacerdote le dio un significado particular a la diablada:
“El que busca al diablo, le va mal”, el padre Araoz veía ese significado en la fiesta porque no importa la condición social, económica o política, quien sea que se meta a la diablada y llame al diablo, será golpeado, será peloteado. Si lo pasamos al plano religioso del creyente o al plano general de la vida de cualquier persona, podemos analizar que la persona que empieza a hacer cosas malas en su vida, definitivamente nunca terminará bien. Sin embargo, pocos piensan en este significado, pues los arbelaences hoy día celebran esta fiesta por tradición, por diversión.
El cura Alberto García Araoz fue un hombre que no solo apoyó la tradición con palabra sino también se disfrazaba y amenizaba las horas de festejo. Cuentan que trajo un equipo de sonido americano donde ponía villancicos durante la diablada, tenía un sonido fuerte que llegaba a varias partes del pueblo. También dicen los pobladores que en la antigua plaza central cuando tenía piso de piedra había una pequeña estatua de Simón Bolívar encerrada con rejas en el centro del parque. Allí el padre García Araoz ponía una banca donde se sentaba y disfrutaba del espectáculo de la pelotera.
A partir del impulso que tuvo la costumbre decembrina, el costo de la diablada dejó de ser soportada por una o dos familias y pasó a ser costeada por los pobladores. Se formó un sencillo comité por familias, por personas como Ivan Rojas, Jesús Mora, Jorge Mora, Fabio Ruíz, Pedro Duque, Cipriano Hernández y por supuesto por el cura García Araoz, entre otros.
Después de la partida del padre García Araoz y de personajes como Ivan Rojas, la tradición no se dejó caer. Los hijos, nietos y otros, así haya poca plata o poca gente, han mantenido vigente las fiesta decembrinas. Con el tiempo, algunas administraciones y algunos sacerdotes no han estado muy de acuerdo con la celebración de esta festividad, pero el furor de la diablada no se deja desvanecer gracias al arraigo que tiene en los pobladores.
En estos momentos, el comité de la diablada está mejor estructurado, está compuesto por las siguientes personas:
Presidente: Alejandro Rojas, Vicepresidente: Alberto Rodríguez, Coordinador: Ricardo Mora, Coordinador disciplinario: Alpidio Rodríguez, Coordinadores auxiliares: Diego Nieto, Ricardo Mora, Osmar R, Tesorero: Luis Alberto Ballén, Secretario: Esneider Rodríguez, Coordinador de sonido: Leonardo Rodríguez.
La festividad decembrina se ha ido estructurando cada vez mejor, se han puesto reglas, horarios y cronogramas para que la tradición se organice mejor y se mantenga como un patrimonio cultural del pueblo y exista la posibilidad de mostrarse en otras partes del país.
¿QUÉ COSAS HAN CAMBIADO EN LA CELEBRACIÓN DE LA DIABLADA?
Más de cien años han pasado y como es natural, las ideas, las personas, las construcciones y las formas de vivir se transforman. La diablada ha tenido variaciones en su forma de celebrarse según dicen las personas que la han gozado toda su vida y que hoy tienen más de 40 años.
Los diablos siempre fueron signo de temor, a pesar de que se sabe que detrás de esas máscaras y trajes hay seres humanos, muchas personas llegan a temer su presencia, pero antiguamente se les tenía mucho más miedo que ahora y la participación que tenían los niños y las mujeres era mucho menor. Hasta solo hace unos años se les dio espacio a los niños y a las mujeres para que haya uno o dos días en los que se puedan disfrazar. También desde hace pocos años se está dividiendo el tiempo de la diablada para que en unos intervalos de tiempo toreen los niños y en otro los adultos, esto con el fin de que los niños no salgan lastimados y no haya abuso de fuerza.

Con el paso del tiempo el escenario de la pelotera se ha ido reduciendo. Anteriormente la celebración se hacía por todas las calles que quedaban cerca al centro y hasta por el atrio de la iglesia. Los toreadores, como buenos atletas, hacían correr a los diablos hasta quedar exhaustos, en cambio en la actualidad, el escenario se ha reducido a la plaza central y en ocasiones en la calle frente a la iglesia.
Alberto Rodríguez, vicepresidente del comité de la diablada recordaba que antiguamente los cachos de la vaca los prendían con fuego y que a veces, las vejigas se les salpicaba gasolina para que también prendieran fuego en el festejo de la vaca loca. (Rito del cual había hablado anteriormente) Esto ya no se ve hoy día.
Adicionalmente, las fachas de los diablos no han cambiado mucho. William Hernández, miembro del comité de la diablada desde hace unos cinco años, recordaba que su padre Cipriano Hernández contaba que, mucho tiempo atrás, los trajes de las diablas eran vestimentas de sus madres y hermanas. Sin embargo Praxedis Bernal de Ortiz, una costurera tolimense que llegó a Arbeláez en 1960, recuerda que los trajes de los diablos siempre han sido iguales, coloridos y con arandelas.
Ella, desde su llegada al municipio, fue la encargada de hacer los trajes hasta la muerte del recordado Iván Rojas, impulsor de la tradición. Ahora cada persona que quiera disfrazarse manda a hacer su traje donde desea, pero la costurera que hoy tiene el mayor pedido de disfraces es la señorita Elvira. Las máscaras por su lado si han cambiado de materiales y formas, excepto las coloridas de tela que ha sido las estándar, pero los otros tipos de máscaras empezaron siendo de papel, endurecidas con agua o engrudo, tiempo después y por un lapso de tiempo fueron usadas las máscaras de caucho y en esta última temporada se está impulsando de nuevo la realización de caretas con papel. Los diseños siempre han sido espeluznantes, de brujas, lobos, payasos, duendes, por supuesto de diablo, entre otras.
Finalmente, es curioso saber que durante 40 años, los rosarios que hacían en las veredas y las novenas de aguinaldos en los barrios eran los eventos que se encargaban de recolectar el dinero para comprar los trajes, las onces de los participantes y las vejigas de vaca que desde siempre, se han tenido que traer del matadero de Fusagasugá y de los carniceros de Arbeláez con un encargo de un mes de anticipación.
Actualmente, la tradición se costea con un aporte de la alcaldía y de los arbelaences particulares quienes también donan dinero, anchetas, juguetes y mercados para las personas, niños y adultos que participan activamente y también para las familias de bajos recursos de la zona.
LA PELOTERA AL SON DE BAMBUCO FIESTERO
…Cuando suene el villancico en la torre, se alegran para bailar, los niños vendrán por miles este año, el miedo te hará correr una legua, nunca lo vas a olvidar…
Tantos años de tradición han recolectado momentos inolvidables en la vida de los arbelaences y se plasmaron en un bambuco fiestero, en una canción que identifica a cada poblador, que reseña la centenaria costumbre decembrina y cuenta su historia.

Portada del disco de ''La Pelotera'' escrito por Rafael Acuña.
De izquierda a derecha se encuentran: El señor Ivan Rojas y en el centro el padre García Araoz.
Fue escrita por el arbelaence Rafael Adelmo Acuña Acuña quien también fue alcalde del pueblo en el periodo de 1990 a 1992. El trabajo fue publicado en el 2002 gracias al esfuerzo conjunto que hizo con el músico huilense Didimo Cubillos también cantautor de las canciones La Diosa del Qininí, Ciudad tranquila y Las momias de san Bernardo. Cubillos fue el encargado de crear la música, las notas musicales que luego se interpretaron en el tiple, la bandola y el bajo.
La canción de La Pelotera fue un trabajo independiente financiado por el mismo Acuña ya que él hizo esta obra por amor a su pueblo, a sus costumbres y nunca quiso que tuviera ningún sello político.
Esta melodía ahora se pone cada diciembre desde el 16 hasta el 24 junto con los villancicos tradicionales y es utilizada como un sello de Arbeláez, la Ciudad tranquila y acogedora de Colombia.
La diablada
La diablada


Diablada con adultos
